La figura oronda del guarda de
seguridad se intuía al final del pasillo, bajo las luces que iluminaban el
acceso a los lavabos. Era una zona de mucho paso, y los clientes del centro
comercial agradecían sin demostrarlo que hubiera vigilancia. Entre tanta gente,
siempre cabía la posibilidad de que algún desaprensivo aprovechara el anonimato
de la masa para hacerse con alguna cartera. Beltrán había sido guardia de
seguridad desde que empezó a trabajar hacía ya varios años. El empleo le vino
inesperadamente. Había pasado un examen que le capacitaba para el trabajo. Al abrir
el centro comercial, la empresa que lo dirigía convocó un concurso y se
presentó. Su carácter paciente y amable, y su físico impresionante hicieron el
resto. Sólo tuvo que contestar a cincuenta preguntas ante un comité de
selección. Cuando habían pasado las diez primeras el comité ya había decidido
en su favor.
Si te ha interesado este fragmento y te gustaría leer más, visita Amazon (.com/.co.uk/.es), Barnes and Noble, AuthorHouse, Blackwell's, eBookMall, Powell's, Bücher, Scribd, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario