Treinta y tres...

Treinta y tres maneras de ver la vida (o treinta y tres opciones para no verla).
Del cielo llovieron colores, de P.T. Debonair (Pere Gallardo-Torrano), es una colección de treinta y tres relatos breves cuyos personajes transitan por el mundo de puntillas, como para no ofender con su existencia. Su viaje es fugaz, pero intenso. En su deambular, algunos encuentran paisajes inesperados, otros descubren mundos interiores, otros, en fin, creen recordar tiempos mejores. Todos, sin embargo, aspiran a olvidar sueños grises y pugnan por proyectar en el futuro sus deseos en color.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Estación de paso

    Siempre le habían gustado las películas en blanco y negro sobre la América de la Depresión. En especial, le gustaban las que en algún momento el protagonista, por alguna razón, se subía a un tren de carga, casi siempre en marcha, y se alejaba del lugar. El vagón casi nunca estaba vacío. En él solían viajar otros buscadores de fortuna, maleantes o desgraciados en busca de paisajes. El suelo estaba cubierto de paja, porque a menudo eran vagones de transporte de ganado, y si hacía mal tiempo o el tren corría mucho, el portón lateral se cerraba deslizándolo hacia un lado. Luego, dentro del vagón, la vida continuaba por nuevos derroteros en espera de la tierra prometida. A veces había confesiones, o peleas, o besos, o siestas reparadoras. A veces se compartía algo de comer o de beber. A veces había muerte, pero el vagón estaba lleno de vida. Fuera lo que fuera, el tren seguía su curso inexorable hasta la estación de destino.


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